martes, 11 de junio de 2013

Del dicho al hecho...

"Nos gustaría también dedicar una reflexión al hecho de cómo compaginar la práctica del acompañamiento con otras terapias (reiki, reflexología, masajes, yoga, etc.). Desde nuestro punto de vista, nada de esto es necesario para convertirse en doula, ni siquiera lo consideramos un valor añadido. Son, simplemente, otras herramientas que una doula puede conocer para profundizar en sí misma, pero no para desarrollar su labor de doula. Ninguna de esas terapias sirve en realidad para ser doula, ni siquiera para ser mejor doula." La maternidad acompañada, Editorial Ob Stare, 2013, pág. 31

Leamos por donde leamos, miremos por donde miremos, en general hay un acuerdo bastante unánime sobre este aspecto en casi todas las asociaciones y colectivos de doulas. Parece ser un consenso mínimo al que hemos llegado. Ahora bien, ¿es este consenso real o se trata más bien de un discurso aprendido, poco integrado en la realidad del hacer de las doulas en este país? Porque lo cierto es que, si está realmente entendido y comprendido este punto, ¿cómo se explica el contenido de la mayor parte de las formaciones para doulas? ¿Cómo se justifica que casi todas las formaciones incluyan (cuando no tengan como base del programa, directamente) métodos terapéuticos, herramientas de curación y sanación, conocimientos sobre medicinas alternativas, etc.? 

Creemos que, como profesión, nos toca hacer un profundo ejercicio de reflexión y ver qué es lo que estamos diciendo que hacemos y qué es lo que estamos haciendo realmente. Y una de dos, o cambiamos lo que hacemos o cambiamos el discurso, pero ahora mismo la realidad es que muchas de nosotras no estamos siendo honestas.

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