Empezamos este blog analizando un fenómeno que nos preocupa. La
tendencia a convertir a la doula en un bien más de consumo, en un
"plus", un "artículo" que toda embarazada debería tener...
igual que la bañera o la cuna, la crema antiestrías, el carrito o el
portabebés.
Y no. Eso no es una doula.
No podemos hacer de un vacío, de una necesidad que debería estar cubierta por
el sistema sanitario y sus profesionales, un sillón en el que acomodarnos. No
podemos aprovechar ese vacío para echarnos flores y ponernos medallas, para
creer que todo depende de nosotras, y que las mujeres nos necesitan más que a
sus propias parejas o familias. Las doulas debemos seguir siendo una alarma, un
signo de que algo no está bien, de que hay algo que hacer y solucionar... e
intentar solucionarlo, no perpetuarlo convirtiéndonos en otra necesidad de la
mujer, en otro bastón, en otra muleta más sin la cual estarán incompletas, sin
la cual no podrán encontrar su propio camino.
Pero sucede que convertirnos
en esa necesidad es algo muy atractivo. Muy seductor. Porque desarrollar una
profesión que debería no existir es duro, y es incluso contradictorio. Pero es
lo que debería ser.
Y no sólo es atractivo; convertirnos en esa necesidad es muy fácil... Nos acercamos a ello cada vez que adornamos nuestro currículum, cada vez que inflamos más y más las formaciones, que añadimos más y más etapas que acompañar, más y más terapias que conocer, más y más herramientas que utiilizar... cada vez que mezclamos nuestra profesión, el acompañamiento en la maternidad, con nuestras creencias y nuestra espiritualidad, con nuestras otras profesiones, estudios o conocimientos.
Nunca
llegaremos a ser una profesión seria, respetada por el resto de profesionales,
si no entendemos que estamos aquí para cubrir un espacio que otros deberían
estar cubriendo. Nunca podremos
ser tenidas en cuenta si hacemos de ese espacio, de ese momento de la vida de
las mujeres, un lugar y un tiempo en el que lucrarnos. Porque no olvidemos que
hacernos imprescindibles es convertirnos en negocio... y que no es lo mismo cobrar por nuestro tiempo que inventar un
nuevo nicho de mercado. No es lo mismo. O no debería serlo.